Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(20)



—Que pasaré a las siete, te informo para que estés lista —me repitió lentamente.

Me pareció que estaba escuchando una de esas bromas odiosas que solo producían molestia en vez de gracia.

—Y harás eso porque...

—Porque vamos a salir... —contestó con tranquila obviedad—. ?Qué más necesitas saber? Cenaremos, hablaremos y luego ya veremos qué pasa.

Pesta?eé, muy confundida. Incluso ladeé la cabeza como un cachorrito ante un sonido desconocido.

—?Tú y yo vamos a salir? —repetí para comprobar si lo había entendido bien.

él asintió.

Hice un falso mohín pensativo, entrelacé los dedos por encima de la mesa y luego lo miré todavía más confundida.

—Disculpa. —Esbocé una falsa sonrisa amable para endulzar mi siguiente pregunta con voz exageradamente suave—: ?En qué parte de esta conversación me lo preguntaste y yo acepté? Porque no lo recuerdo.

Aegan rio sin despegar los labios, muy confiado.

—Ya me quedó claro que eso es lo que quieres, así que lo tendrás.

De acuerdo, era impresionante su nivel de seguridad. Era impresionantemente estúpido.

—?Cuándo te quedó claro? —volví a preguntar, desconcertada—. ?En el momento en que te dije que eras un imbécil o cuando en la partida de póquer me levanté de la silla y me fui para no seguir viendo tu cara de idiota?

—Cuando te sentaste en esa mesa y me retaste —puntualizó, ahora con los ojos entornados—. Querías mi atención, ?no? Pues la tienes.

No podía creérmelo. Internamente, me dio la risa. Por fuera, solo podía tener cara de ??en serio??. ???Es en serio lo que sale de su insoportable boca?!?

—?Me estás diciendo que prefieres ver lo que sucedió la noche de los juegos como un grito de atención antes de lo que en realidad fue? —solté.

Aegan elevó las cejas, dando a entender que aquello le parecía divertido.

—?Y qué fue en realidad?

—Una demostración de que no puedes ganar siempre —aclaré, seria.

él ensanchó la sonrisa. Unas hendiduras aparecieron alrededor de sus comisuras. Tenía una boca ancha, masculina y maliciosa que me recordó a la del actor Michael Fassbender, solo que Fassbender era todo lo que estaba bien en la vida y Aegan todo lo que estaba mal.

—Sea como sea, nos vemos a las siete —se limitó a decir, poniendo el punto final.

Dio un golpecito a la mesa con los nudillos y se levantó dispuesto a irse.

Pero entonces yo solté, fuerte y claro:

—No.

Aegan se detuvo y se giró de nuevo hacia la mesa. Sus espesas cejas se hundieron, aún con la sonrisa de ganador estampada en la cara.

—?Qué? —me preguntó como si hubiera escuchado un chiste sin sentido.

Di el mismo golpecito que él había dado sobre la mesa y me puse de pie para encararlo. Frente a frente, yo era varios centímetros más baja, sin embargo, pude sostenerle muy bien la mirada.

—Que no voy a salir contigo porque no quiero hacerlo —repetí con una firmeza decisiva.

Y varios me escucharon. De repente sentí muchas miradas sobre mí, pesadas, curiosas, críticas, pero no miré alrededor y no les hice caso. Me mantuve concentrada en los grises, burlones y chispeantes ojos de Aegan para darle peso a mis palabras, para que entendiera que lo había dicho muy en serio.

Lo entendió.

Sus comisuras perdieron fuerza de la misma manera que la noche de los juegos, y su expresión pasó a ser seria, casi severa.

Al ver eso, le regalé una sonrisa triunfal y le palmeé con suavidad el hombro.

—Mejor prueba con las otras nueve de tu lista.

Tomé mi mochila, mi bandeja y avancé por el pasillo del comedor sin mirar atrás. Llegué hasta el fondo, vacié la bandeja, la dejé allí y atravesé las puertas en una salida que no supe si se había visto triunfal, pero que yo sí sentí que lo era.

Me uní al flujo de estudiantes en el pasillo principal. Caminaba, pero ni siquiera sentía las piernas. Ni siquiera me di cuenta de que Artie me había seguido hasta que apareció a mi lado, jadeante por haber venido corriendo.

—?Jude, tienes los ovarios de titanio! —exclamó, tratando de seguirme el paso, hablar y respirar, todo al mismo tiempo—. ?Lo dejaste como culo en agua!

—?Como qué? —pregunté, riendo nerviosamente por esa comparación—. ?Qué significa eso?

—Sorprendido, ahogado, en shock, sin saber qué decir —aclaró, y al instante le restó importancia—. La cuestión es que ha sido épico que lo rechazaras, aunque es obvio que, en cuanto otra chica le diga que sí, todo se le olvidará.

Cierto, había dejado a Aegan sin palabras, pero eso equivalía a hacerle un mal corte de cabello. Al final no pasaría nada. Se iba a sentir avergonzado y enojado un rato, pero luego el cabello le crecería y el corte no sería más que un chistoso recuerdo que poco a poco olvidaría.

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