Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)

Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)

Alex Mirez



Te contaré un secreto...





Existe un lugar llamado Tagus.

Es la universidad a la que solo asisten chicos y chicas con apellidos influyentes, familias poderosas, cuentas bancarias infinitas y vidas envidiables y aseguradas.

Está llena de caras hermosas, altivas y maquiavélicas. Por sus amplios pasillos se susurran sin compasión los chismes más recientes. Es exigente, pero a veces flexible, y está rodeada por un campus en donde cada fin de semana hay una fiesta en la que debes impresionar a alguien. Tagus, enorme e imperiosa, ha sido construida a base de ?Hablaré de esto con mi padre? y ?A mi familia no le gustaría que usted pusiera una mancha en mi expediente?.

Dentro, todo se vale y al mismo tiempo todo se juzga.

Es el magnífico núcleo del infierno, poblado de atractivos, bien vestidos y malintencionados diablillos.

Pese a todo, cualquiera desearía estar allí.

Tu mejor amiga, tu prima malvada, el hermano de alguien, la chica que detestas, tú misma, yo...

Cualquiera mataría —literalmente— por formar parte de esa exclusiva sociedad/círculo/secta para poder disfrutar de las risas, justificar sus maldades y esconder con complicidad cualquier secreto.

Porque en Tagus hay muchos secretos.

Y a veces ni siquiera los padres ni el dinero pueden mantenerlos ocultos por mucho tiempo.

A veces, salen a la luz por sí solos.

Otras veces, alguien los hace salir...





Prólogo





Campus universitario de Tagus

1 de mayo, 15.00 horas


—?Viste lo que pasó con los Cash?

—Sí, qué horror. No me lo hubiera imaginado nunca.

—Nadie. ?Quién iba a pensar que esos tres ocultaban algo así? A mí me encantaba Aegan, el mayor. Ya sabes, ?no? El de los tatuajes. Dios, cuando entraba en un sitio, su presencia era salvaje.

—A mí me gustaba Adrik. Era callado, pero eso le daba un aire misterioso. Además, yo estaba en Literatura con él, y cuando leía delante de la clase..., orgasmos literarios.

—Aleixandre también estaba ca?ón, eh, aunque tenía pinta de ni?o bueno.

—Hayan hecho lo que hayan hecho, seguirán siendo una leyenda en Tagus.

—Y ahora también esa chica... ?Cómo se llamaba? Jude, sí, Jude.

—?Ella fue la que lo hizo?

—Sí, ella fue quien los destruyó.





1


?Bienvenida al infierno más divertido!

Perdón, ?a Tagus!





1 de enero


—El secreto para sobrevivir aquí es no confiar en nadie, ser discreta con lo que haces y tener mucho cuidado de quién te ve haciéndolo.

Ese extra?o y valioso consejo salió de la boca de Artie, la chica que sería mi nueva compa?era de apartamento.

Pero, para ser sincera, no le di importancia, je.

Solo podía pensar: ??Tagus, aquí estoy finalmente!?.

Era el primer día. Caminaba por la feria de bienvenida a nuevos alumnos en el parque central del campus, y yo era todo lo que debía parecer: la típica chica nueva, tonta y deslumbrada porque a mi alrededor cada cosa era fiel a las fotografías de la página web.

Los kilómetros de áreas verdes que conformaban los terrenos universitarios estaban plagados de árboles podados y moldeados de la misma forma que las vidas de los que tenían el privilegio de haber sido aceptados como alumnos. Por las calles asfaltadas circulaban bicicletas. Había carteleras en cada esquina con anuncios informativos, de eventos próximos, ?ese era un cartel de una chica desaparecida? Y ahí, en el parque central de Tagus, punto de encuentro del primer día, abundaban las casetas de ventas de camisas, de entregas de horarios, de guías de campus y de clubes estudiantiles.

Dentro de esas casetas, los chicos y chicas tenían ese aire de ?Si quisiera, mi papá me compraría esta calle, y este piso, y lo que haya debajo de este piso?. Y fuera, mirando y tratando de asimilarlo todo, los estudiantes nuevos transmitían un ??Qué emoción estar aquí, aunque no me tendré que esforzar por nada más que por mi outfit, ya que mi padre se limpia el trasero con dinero!?.

—?Estás oyendo lo que te digo? —me reprochó Artie ante mi evidente distracción.

Caminaba a mi lado. Al llegar al apartamento, yo le había pedido que me acompa?ara a la feria, ya que no sabía cómo moverme sola por ese laberinto universitario. Para mi sorpresa, Artie había aceptado.

—Claro —le mentí para ocultar que había estado ignorando lo que decía sobre supervivencia social—. Que tengo que seguir tus consejos o... ?Qué es lo peor que me puede pasar?

—Depende —respondió ella mirándome con curiosidad—. ?Cuál me dijiste que era tu apellido? ?Es importante en algún lugar?

Sí, en la silenciosa, oscura y despoblada Ninguna Parte.

—?Tiene que serlo? —inquirí como respuesta—, porque, según se dice, lo que aquí importa es que los estudiantes mantengan un nivel académico magistral.

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