Save Us (Maxton Hall #3 )(20)





—?James!— La voz atronadora del oso viene de lejos. Aparte de él y las bailarinas, no hay nadie en el club, lo que no me sorprende en absoluto, porque la mayoría de los invitados vendrán después, mucho más tarde.

Me doy la vuelta y veo al due?o del Red Heaven dirigiéndose hacia mí con los brazos abiertos. Oso, este nombre no encaja con su delgada, esbelta figura o el traje a medida de Beaufort que lleva.

—Primero Cyril, ahora tú. ?A qué debo este honor?

—Hola.— Le digo dando una mano. Su apretón de manos es tan fuerte y tenaz como el de mi padre. Lo devuelvo sin pesta?ear. —Lo estoy buscando. ?Dónde está él?

Los ojos del oso tienen una expresión diferente, pero su sonrisa no desaparece. —En una de las otras habitaciones. Se está divirtiendo.

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Apenas puedo tragar mi saliva. Por supuesto que puede.

—Espero que puedas hablar con él.— Oso me da una se?al para que lo siga. —A juzgar por tu cara, no es algo bueno.

Muevo mis ojos a la enorme puerta que lleva a la sección VIP. No respondo.

—James, sabes que no tolero las peleas en mi club.— El oso tira fuerte.

—Si quiere explicar algo, por favor, pero no aquí.

—No voy a pelear con nadie,— respondo.

—Eso es bueno.— El oso ronronea, abre la puerta. —Está al final.

Asiento, camino por el largo pasillo en la dirección que él me indicó.

Sin dudarlo, echo la cortina hacia atrás. Cyril está sentado en un sofá de cuero negro. Parece relajado, echa la cabeza hacia atrás y ve a la bailarina moverse delante de él al ritmo de la música.





él la observa poner sus manos en su cabello y tambalear las ruedas con sus caderas, ella va más abajo y más abajo y más abajo... Y yo no puedo más y grito fuertemente.

Ciryl no gira su cabeza en mi dirección, pero veo que todos sus músculos se flexionan. —Linette...— empieza, sin apartar la vista de la bailarina. —Tomemos un peque?o descanso, ?vale?— Su voz parece estar completamente fuera de emoción.

Linette sigue sorprendida, pero asiente con la cabeza, viéndome en el umbral.

Ella sale de la peque?a pista de baile, pasa por delante de mí y me envía una sonrisa fugaz.

Me acerco lentamente al sofá. Empujando mi puf cubierto de cuero y me siento, quiero estar frente a Cyril. Ni siquiera se molesta en mirarme.

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Todo el tiempo mira al techo con la mirada vacía, como si hubiera tomado algo más, algo mucho más fuerte además del alcohol.

Recuerdo lo que dijo ayer. Una provocación, claramente audible en su voz: Pregúntale, Ruby. Pregúntale quién tomó las fotos. Recuerdo que me devolvió el teléfono y se atrevió a agradecérmelo. Me costó mucho esfuerzo no lanzarme a él, sino darme la vuelta y dejarlo solo bajo la oficina del director.

Conozco a Cyril. Si lo golpeara, haría exactamente lo que él esperaba.

Pero no será tan fácil. No usaré mi rabia para aliviar mi dolor. Porque puedes ver de inmediato que Cyril está sufriendo. Al menos cuando un hombre lo conoce de toda la vida.

—Mi padre echó a Lydia de la casa.— Empiezo.





Logré el efecto deseado: Cyril está abultado en su interior y me mira de soslayo. Sólo Lydia está interesada en él. Sabía que llegaría a él de esa manera.

—Le gritó, la golpeó y la envió con su tía a Beckdale, Cyril.

Me prometí a mí mismo que mantendría el control de mí mismo, pero tan pronto como ese recuerdo regresa, voy a reflejar mis pu?os. Es el instinto.

Un brillo oscuro aparece en los ojos de Cyril.

—Dijo que se aseguraría de que Sutton desapareciera de su vida. Que de un solo golpe, nos libraríamos de los dos.

Me duelen las u?as, aprieto los pu?os con tanta fuerza.

—?Qué te hizo Ruby?— Siseé.

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No hay diversión en la risa de Cyril. Mueve sus manos alrededor de su cara, las teje en el pelo oscuro.

—Hermano, antes de que aparecieran los dos, todo era perfecto.

—Nada era perfecto. Antes de que Lydia conociera a Sutton, estaba en una forma terrible.

Cyril se encoge dentro de sí mismo. Como yo, como si estuviera apretando los pu?os.

—No, no es verdad.

—Tal vez no la conocías tan bien como creías.

—?Mierda!— Golpea su pu?o en el sofá con todas sus fuerzas. —?Sólo quería que todo fuera como antes!





—Actúas como si todo fuera perfecto en los viejos tiempos. Eso ya no era.

—Lo pasamos muy bien—, dice con voz temblorosa. —James, éramos invencibles. Y ahora no queda nada de eso.

Sus mejillas se ruborizan, sus hombros suben y bajan más rápido.

Y de repente sé cuál es el problema. Aunque nunca quise la vida que mis padres habían planeado para mí, Cyril se sentía completamente diferente. Siempre tuve miedo del futuro, y Cyril lo estaba esperando.

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