Save Us (Maxton Hall #3 )(16)







Mis padres me escuchan con atención. Y de repente esta situación ya no me parece aterradora. Al contrario, me siento como en un refugio seguro donde finalmente puedo decir toda la verdad. Y por eso sigo hablando.

—Pensé que teníamos una cita. Pero cuando entré en su oficina, no estaba solo.

Al principio es difícil para mí, pero con el paso del tiempo, las palabras fluyen más fácilmente. Cuando les digo que las fotografías fueron divulgadas por el padre de James y Cyril, mamá toma la mano de mi padre.

—Mortimer Beaufort no tiene escrúpulos—, digo con voz ronca.

—Haría cualquier cosa por la reputación de su familia.

—Y no le importa si destruye a otra familia.— Mamá niega con la 61

cabeza.

—Qué hombre tan terrible.

—?Un hombre terrible? Me vienen a la mente palabras mucho peores,— Papá resopla.

—?Cómo un monstruo así concibió a una persona tan maravillosa como Lydia?— Ember dice sorprendida.

Hablé durante tanto tiempo que me quedé sin aliento. Tomo un sorbo de té, con la esperanza de que el bulto que todavía se me pega en la garganta pronto desaparezca.

Hay silencio en la cocina. Sin embargo, ahora no me parece abrumador, sino lleno de reflexión.





—No puedo imaginar que hayas guardado todo esto dentro de ti y no hayas confiado en nadie—, dice finalmente mi padre. Se quita las gafas y se frota el puente de la nariz.

Mi té ya se ha enfriado por completo. Dejo la taza y digo, —No quería abusar de la confianza de Lydia y James.

—Pero no se trata solo de ellos ahora—, se?ala Ember. Ayer llegué a la misma conclusión.

—Este caso nos ha superado. No tengo idea de cómo demostrarle al director que estoy diciendo la verdad. El Sr. Beaufort es miembro del consejo de padres y transfiere enormes sumas de dinero a la escuela todos los a?os, al igual que los padres de Cyril. Cuando se produce una situación palabra por palabra, se sabe a quién van a creer.

—?Pero probablemente hay originales de estas fotos?— Pregunta mi 62

madre.

—Las borró. Si todavía están en algún lugar, solo en su casa o en la del Sr. Beaufort.

— De todos modos, incluso si podemos encontrarlos, ?cómo se supone que Ruby va a probar que son originales y no fotografías falsas?

—Es todo por nada.— Papá sacude la cabeza. —Necesitamos hablar con tu director y contarle todo.

—?No! Es imposible. No puedo revelar el secreto de Lydia. Papá ya la ha echado de todas formas. ?Qué crees que hará cuando la verdad salga a la luz?

Recuerdo todo lo que James dijo sobre su padre. Recuerdo el escalofrío en los ojos del se?or Beaufort, el labio partido de James, el moretón en la cara de Lydia.





—Papá, él es impredecible.

Mamá se inclina sobre la mesa y agarra mis manos. —Ruby, es admirable que quieras proteger a tus amigos, pero se trata de tu futuro.

— Escucha, realmente no puedo hacerle esto a Lydia. Espero que James pueda convencer a Cyril de que le diga a Lexington toda la verdad.

Mamá suspira y mira a papá. él tiene una cara feroz.

— Todavía tenemos que hablar con el director.— Ya estoy abriendo la boca para protestar, pero él me silencia con un gesto. —No le diremos nada sobre Lydia, pero quiero que compruebe la autenticidad de la fotografía.

Purgo mis labios en una línea estrecha. Aunque es maravilloso poder decirles la verdad a mis padres, me preocupa que tengamos una opinión 63

diferente sobre este asunto.

—Por favor, deja que James intente hablar con Cyril antes de hacer algo, te lo ruego.

Mia padres intercambian miradas.

—?Confías en él lo suficiente?— Mamá pregunta en voz baja.

—Después de todo, él tomó esas fotos.

Lucho contra mí misma. Por supuesto, mamá tiene razón.

Objetivamente hablando, no hay razón para que ponga mi futuro en sus manos.

—No es lo que piensas, mamá.— Inesperadamente, Ember se apresura a ayudarme. —James está realmente enamorado de ella. Nunca la lastimaría a propósito en su vida.

Me sonrojo hasta las orejas. Miro a mi hermana, y se encoge de hombros.





—Todo el mundo lo sabría después de un minuto en tu presencia.

— Mamá mira a papá, que todavía no parece feliz. Aguanto la respiración.

—Le daremos una semana.— Papá decide. —Y si no, entonces vamos a Lexington. Has trabajado demasiado duro en los últimos a?os para que tus esfuerzos los arruinen unas cuantas mentiras.— Su voz tiembla de rabia contenida, pero antes de que cualquiera de nosotros pueda comentar su decisión, agarra las ruedas de su silla de ruedas y sale de la cocina.

Mamá me da la mano.

—Gracias por contarnos todo.— Apenas puedo tragar mi saliva.

—Espero que me perdones por reaccionar así ayer. No tenía ni idea de cómo lidiar con todo esto.

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