El lado bueno de las cosas(6)



Mientras corro por el parque levanto la vista y veo lo que el día me ofrece. Si las nubes están bloqueando el sol siempre hay algún rayo de luz que me recuerda que he de seguir, ya que sé que aunque las cosas parezcan oscuras en mi vida, puede que mi mujer vuelva pronto a mí. Ver esos rayos de luz a través de esa masa fofa blanca y gris es electrificante. Incluso uno mismo puede recrear el efecto manteniendo la mano a cierta distancia de una bombilla y marcando su huella hasta que se queda temporalmente ciego. Duele mirar las nubes, pero también ayuda (como la mayoría de las cosas que causan dolor). Así que necesito correr; y mientras me arden los pulmones, siento punzadas de dolor en la espalda, mis piernas se endurecen y esa grasa que tengo alrededor de la cintura se mueve, pienso que estoy cumpliendo mi penitencia y que puede que Dios esté lo suficientemente contento conmigo para prestarme algo de ayuda. De hecho, creo que está contento y por eso durante la pasada semana me estuvo ense?ando nubes interesantes.

Desde que mi mujer me pidió que nos separásemos temporalmente he perdido más de veintidós kilos. Mi madre dice que pronto pesaré lo mismo que cuando jugaba en el equipo de fútbol del instituto, que fue cuando conocí a Nikki. Pienso que igual estaba enfadada por el peso que gané durante los cinco a?os que estuvimos casados. Cómo se sorprenderá cuando termine el período de separación y vea mis músculos.

Si en la puesta de sol no hay nubes (como me sucedió ayer) miro al cielo y el ardiente fuego naranja penetra mi calavera y me ciega. Es casi igual de bueno, pues también arde y hace que casi todo parezca divino.

Cuando corro, siempre imagino que estoy corriendo hacia Nikki, y eso me hace sentir que reduzco el tiempo que he de esperar hasta verla de nuevo.





EL PEOR FINAL IMAGINABLE


Como sé que uno de los autores que Nikki ense?a cada a?o es Hemingway, le pido a mamá que me traiga una de las mejores novelas de Hemingway.

—Si es posible, una que tenga una historia de amor, pues debo estudiar el amor para ser un marido mejor cuando Nikki vuelva —le digo a mamá.

Cuando ella regresa de la biblioteca me cuenta que la bibliotecaria dice que la mejor historia de amor de Hemingway es Adiós a las armas. Así que rápidamente abro el libro y puedo sentir cómo me vuelvo más culto según paso las primeras páginas.

Mientras leo, voy buscando citas que pueda dejar caer la próxima vez que Nikki y yo estemos con sus amigos (y para que pueda decirle a Terry el de las gafas: ??Un bufón inculto conocería esta frase??). Así seré capaz de hablarles de Hemingway.

Pero la novela no es más que un truco.

La mayor parte del libro estás deseando que Henry sobreviva a la guerra y que pueda tener una hermosa vida con Catherine Barkley. Sí, sobrevive a todo tipo de peligros (incluso a que le disparen), y finalmente se escapa a Suiza, donde vive con la embarazada Catherine a quien tanto ama. Durante un tiempo viven en las monta?as, leyendo, haciendo el amor y comiendo y bebiendo.

Hemingway debería haber terminado ahí la novela, pues ese es el rayo de esperanza que esa gente necesitaba después de haber luchado tanto para sobrevivir a la sombría guerra.

Pero no.

En cambio se le ocurre el peor final imaginable: Hemingway hace que Catherine muera de una hemorragia después de dar a luz su bebé. Es el final más tortuoso que probablemente vaya a experimentar en literatura, cine o televisión.

Cuando llego al final estoy llorando, en parte por los personajes y en parte porque Nikki les ense?a esto a los ni?os, y no puedo imaginar por qué alguien querría exponer a los impresionables adolescentes a un final tan horrendo. ?Por qué les ense?an a los adolescentes que su lucha para mejorar no sirve para nada?

He de admitir que por primera vez desde que el período de separación empezó estoy enfadado, y es porque Nikki ense?a cosas así de pesimistas en su clase. Nunca pienso citar a Hemingway y nunca pienso leer otro de sus libros. Y si todavía estuviera vivo, le escribiría ahora mismo una carta y lo amenazaría con estrangularlo hasta la muerte con mis manos desnudas por ser tan negativo. No me extra?a que se suicidara pegándose un tiro, como dice en la introducción.





SOLO TENGO AMOR PARA TI


La secretaria del doctor Patel apaga la radio en cuanto me ve entrar en la sala de espera y eso me hace reír, pues ella trata de hacerlo de manera casual para que no me dé cuenta, pero en realidad parece asustada porque presiona el interruptor con cautela, de la forma en que lo hace la gente que me ha visto sufrir uno de mis ataques, como si no fuera humano, como si yo fuera un enorme animal salvaje.

Después de una breve espera, me reúno con Cliff para mi segunda sesión, como haré cada viernes durante mi futuro inmediato. Esta vez elijo el sofá marrón y nos sentamos en los sofás reclinables mirando las nubes, hablando de cuánto nos gustan las mujeres y cosas así.

Cliff me pregunta si me gusta mi nueva medicación y le digo que sí, a pesar de que no he notado ningún efecto y solo me he tomado la mitad de las pastillas que mi madre me dio la semana pasada (el resto lo escondía bajo la lengua y lo escupía en el váter cuando me dejaban solo). Me pregunta si he experimentado algún efecto secundario, como que me falte la respiración, pérdida del apetito, sentimientos suicidas, sentimientos homicidas, perdida de la virilidad, escozores o diarrea, y yo le digo que no he experimentado nada.

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