El lado bueno de las cosas(5)



—Sí —digo—. ?Nunca te has percatado de que la vida es como una serie de películas?

—No. Explícamelo.

—Bueno, tienes las de aventuras. Todas empiezan con problemas, pero luego los admites y te conviertes en mejor persona, después de trabajar duro. Eso es lo que fertiliza el final feliz y hace que florezca. Como el final de las películas de Rocky, Rudy, Karate Kid, La guerra de las galaxias, la trilogía de Indiana Jones y Los goonies, que son mis películas favoritas. Aunque ahora no voy a ver películas, no lo haré hasta que Nikki regrese porque mi vida es la única película que voy a ver y que siempre está funcionando. Además, ahora sé que es el momento de que llegue el final feliz porque he mejorado mucho gracias al ejercicio, la medicación y la terapia.

—Ya veo —dice el doctor Patel sonriendo—. A mí también me gustan los finales felices.

—Así que estás de acuerdo conmigo. ?Piensas que mi mujer volverá pronto?

—El tiempo lo dirá —contesta el doctor Patel, y desde ese momento sé que Cliff y yo nos llevaremos bien, porque él no predica el pesimismo como el doctor Timbers o los empleados del lugar malo. Cliff no me dice que debo afrontar la que él cree que es mi realidad.

—Es gracioso, porque todos los otros terapeutas a los que he ido me decían que Nikki no volvería. Incluso después de haberles contado cómo había mejorado y cómo estaba esforzándome, ellos seguían ?chafándome?, como decía mi amigo negro Danny.

—La gente puede ser cruel —explica con una mirada compasiva que hace que confíe en él todavía más. En ese momento me percato de que no está anotando todo lo que yo digo en una libreta, y eso es algo que aprecio de verdad.

Le digo que me gusta la habitación y charlamos acerca de lo que me gustan las nubes y de cómo la mayoría de la gente pierde la capacidad de ver rayos de luz cuando hay nubes, aunque siempre están ahí, encima de nosotros, casi cada día.

Le pregunto cosas sobre su familia, para ser amable, y descubro que tiene una hija cuyo equipo de hockey sobre hierba va segundo en la liga del sur de Jersey. También descubro que tiene un hijo en primaria que quiere ser ventrílocuo y que incluso practica por las noches con un mu?eco de madera llamado Grover Cleveland (quien, por cierto, fue el único presidente de Estados Unidos que ejerció en dos períodos no consecutivos). Realmente, no entiendo por qué el hijo de Cliff ha llamado a su mu?eco de madera con el nombre de nuestro presidente número 22 y 24, pero esto no se lo digo. Después, Cliff me dice que tiene una mujer que se llama Sonja, que fue quien pintó esta habitación tan maravillosamente bien. Esto nos lleva a una discusión sobre lo increíbles que son las mujeres y lo importarte que es cuidar a tu mujer mientras la tienes, porque si no lo haces puedes perderla rápidamente, y es que Dios quiere que valoremos a nuestras mujeres. Le digo a Cliff que ojalá nunca tenga que experimentar un período de separación y él me dice que espera que el mío termine pronto, y lo que dice es muy agradable.

Antes de marcharme, Cliff me explica que va a cambiarme la medicación y que eso podría dar lugar a algunos efectos secundarios, por lo que debo informar a mi madre si siento malestar, somnolencia, ansiedad o cualquier otra cosa, porque puede que le lleve algo de tiempo encontrar la combinación adecuada de medicamentos, y yo le prometo que lo haré.

De camino a casa le cuento a mi madre que el doctor Cliff Patel me ha gustado de verdad y que tengo más esperanzas puestas en la terapia. Le doy las gracias por sacarme del lugar malo y le digo que es más probable que Nikki venga a Collingswood que a una institución mental. Al decir esto, mamá se echa a llorar, lo cual me resulta extra?o. Incluso coloca el coche en el arcén, apoya la cabeza en el reposacabezas y, con el motor en marcha, llora durante mucho rato (lloriquea, tiembla y hace peque?os ruiditos de lástima). Le froto la espalda, como ella me ha hecho a mí en el despacho del doctor Patel cuando ha sonado cierta canción. Diez minutos después deja de llorar y regresamos a casa.

Para recuperar la hora que he pasado con Cliff me quedo hasta tarde haciendo ejercicio, y cuando me voy a la cama mi padre aún está en su despacho con la puerta cerrada, así que pasa otro día sin que haya hablado con él. Creo que es extra?o vivir en la misma casa que otra persona con quien no puedes hablar (especialmente si esa persona es tu padre), y ese pensamiento me entristece.

Como mamá aún no ha ido a la biblioteca no tengo nada para leer. Así que cierro los ojos y pienso en Nikki hasta que aparece conmigo en mis sue?os, como siempre.





EL FUEGO NARANJA PENETRA MI CALAVERA


Sí, de verdad creo en los rayos de esperanza, en los rayos de luz, sobre todo porque los he estado viendo cada día cuando salía del sótano, me envolvía con la bolsa de basura (para que mi torso estuviera bien envuelto en plástico y sudara más) y salía a correr. Siempre intento que los dieciséis kilómetros que corro (y que son parte de mi entrenamiento diario de diez horas) coincidan con la puesta de sol, así puedo terminar corriendo por los campos del parque Knights, donde cuando era ni?o solía jugar a béisbol y a fútbol.

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