La noche del jaguar (Psy-Changeling #2)(7)



Mientras Faith hacía la mochila preparándose para un viaje que no sabía que iba a realizar, en la PsiNet se cerraba una puerta psíquica, confinando a seis mentes dentro de una cámara en apariencia impenetrable.

—Se está volviendo imperativo encontrar un sustituto para Santano Enrique. —Nikita miró a las mentes que le rodeaban, cada una con el aspecto de una fría estrella blanca contra la negrura de la red, y se preguntó quién estaba conspirando en esos momentos para clavarle un pu?al por la espalda. Siempre había alguien. El hecho de que sus cuerpos físicos estuvieran desperdigados por el mundo no suponía protección alguna contra un ataque.

—Tal vez no sea Enrique el único que deba ser reemplazado. —Aquella insinuación sutil procedía de Shoshanna Scott—. ?Estás segura de que no fuiste tú quien transmitió la deficiencia genética a tu hija?

—Todos sabemos que Sascha era deficiente —respondió Marshall—. Nikita engendró a una cardinal… ?Cuántos cardinales hay en tu árbol genealógico, Shoshanna?

Nikita se sorprendió por el apoyo de Marshall. Como el miembro más antiguo del Consejo y su líder tácito, este tendía a mantenerse neutral.

—No podemos permitirnos el lujo de dividirnos en estos momentos —se?aló—. Los DarkRiver y los SnowDancer aprovecharán cualquier debilidad que mostremos.

—?Hasta qué punto estás seguro de que cumplirán su amenaza? —preguntó Tatiana Rika-Smythe, la mente más joven de la cámara.

—Todos recibimos un trozo de Enrique después de que lo ejecutaran. Creo que sabemos a la perfección cómo reaccionarán los leopardos y los lobos si intentamos hacerle da?o a Sascha. —Henry Scott no poseía la estrella de un cardinal de nacimiento, pero era igualmente poderoso. Eso, sumado a las astutas dotes para la política de Shoshanna, hacía de la pareja una firme candidata a hacerse con el liderazgo del Consejo. Quizá fuera ese el motivo de que Marshall se sintiera de pronto tan dispuesto a respaldar a Nikita.

—Necesitamos a otro cardinal para sustituirle —aseveró Ming LeBon, su voz mental era tan gélida y mortífera como lo habría sido su presencia en una reunión en el plano físico. Experto en el combate mental, era además un maestro en las disciplinas humanas de kárate y jiu-jitsu—. No nos sirve ningún otro gradiente; Enrique era un Custodio y se esforzaba al máximo para mantener en vereda a la MentalNet.

Nadie discrepó. Los hechos eran los hechos. La MentalNet, guardiana y bibliotecaria de la PsiNet, era proclive a impredecibles ataques de conducta errática. En las seis últimas generaciones, dichos episodios se habían dado con tanta frecuencia que los consejeros se turnaban para mantenerla vigilada. De entre todas las designaciones psi había dos en particular que parecían tener una afinidad especial para la tarea.

—El acceso de Enrique a la MentalNet también le permitió ocultarnos su mente defectuosa —se?aló Henry.

La estrella de Ming permaneció en absoluta calma.

—Eso es algo inevitable. A pesar de todos nuestros estudios no podemos predecir en quiénes va a fracasar el condicionamiento.

—La mayoría de los cardinales de la red no son aptos para ocupar un asiento en el Consejo —repuso Nikita.

Eran demasiado cerebrales y tenían escaso o ningún conocimiento del despiadado pragmatismo que se requería para mantener a los psi en la cúspide de la cadena alimentaria.

—?Tienes a alguien en mente, Ming? —inquirió Marshall.

—Faith NightStar.

Nikita se tomó unos momentos para localizar los archivos de información básicos sobre la cardinal.

—?Una psi-c? Entiendo que las designaciones ?c? y ?tq? son las más capacitadas para controlar la MentalNet, pero los psi-c son… inestables.

—Más del noventa y cinco por ciento acaban recluidos en instituciones mentales después de cumplir los cincuenta —agregó Shoshanna—. No es una elección viable.

—Yo discrepo. Faith NightStar tiene una mente igual de poderosa que la de Enrique y ha venido realizando predicciones muy acertadas desde que tenía tres a?os. Ningún otro clarividente ha sido tan productivo o certero. Durante sus a?os de vida no ha mostrado síntomas de deterioro mental y, como cardinal con designación ?c?, ha estado sometida a una vigilancia muy estrecha.

—Ming ha expuesto un buen argumento —intervino Marshall—. Puede que Faith sea la opción más segura después de Enrique. Al menos sabemos que con la edad que tiene no se ha vuelto una psicótica, y la vigilancia que seguirá necesitando mientras realice predicciones como consejera garantizará que cualquier cambio sea percibido de inmediato.

—Independientemente de a quién elijamos, tenemos que confirmar a un sucesor pronto. —La voz psíquica de Ming fue tajante—. He preparado un informe exhaustivo sobre Faith. —Les mostró el archivo mental que se encontraba dentro de las cámaras del Consejo.

—?Alguien más desea proponer un candidato?

—Otra posibilidad es Kaleb Krychek —respondió Shoshanna—. Es un tq cardinal y forma parte de las filas del Consejo. Os dejo los expedientes sobre él junto a los de Faith. Como podréis ver, el control que posee sobre sus habilidades telequinésicas se considera soberbio.

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